sábado, 12 de diciembre de 2009

¿Por qué te adore?


Tirado en la cama. Acompañado en mi mano con una foto de una mujer, que fue muy especial para mi vida; no puedo dejar de pensar que a veces hacemos cosas en un momento, pensamos cosas en un momento, que quizás queremos olvidar en el futuro. Pero creo que con las personas que lo escriben, esto sucede diferente, por lo menos conmigo eso sucede diferente; porque en realidad cuando siento una cosa o cuando pienso, de repente hago un escrito de todo aquello que siento, y esto a veces es un problema. Porque en el futuro cuando todo ya ha pasado y quiero olvidarme de todo aquello que sentí en ese momento, que ya no es parte de mi vida actual, y que lamentablemente tengo que recordar mientras leo este escrito línea tras línea: -por qué la adore tanto?-, pero también -por qué no la pude adorar más?-.


Adoraba que ella se riera: no de mi, pero si conmigo…


No me gustaba pensar que se viera como esencialmente distinta a mi, creando escisiones y falsos dilemas ideológicos que solo conducen a una mayor aspereza en las relaciones entre los componentes propios de nosotros, los humanos...

Adoraba que sea tierna y apasionada. Que se dejara proteger. Que me saltara al cuello, me mordiera el lóbulo de la oreja y me meta un palmazo. Y que se atuviese a las consecuencias.

Adoraba que sepa combinar su lado femenino con un poco de espíritu “ranger”. Que haya sido sensual y lady, pero que también se subiera al micro para acompañarme al estadio.

Adoraba que tengan intereses creativos, que estén alguito desconectada con el mundo. Que ingenuamente quisiese cambiarlo.


Odiaba que este con su cara de puñete, con la jeta larga y que, cuando le preguntaba que les pasaba, me respondiese: “nada, nada”. Y odiaba que me diera pretextos falsos: ya salgo, ahorita bajo o dame un minutito, me seco el pelo y ya!

Sea mala o buena la conclusión, solo este pequeño escrito sabra como adore a esta mujer única en mi vida....

viernes, 13 de noviembre de 2009

DE NOCHE EN LA OFICINA

(Y todo esto conspiraba en esa mini oficina de octavo piso de 4 x 4 que tenían los funcionarios de RRHH. En esta misma mini oficina que a las justas tenía espacio para que entrara el escritorio de madera caoba del funcionario y la cuarta parte de escritorio que tenía asignado la secretaria de este. Más el frio del gigante metálico que venía a ser ese estante con más cajones que documentos en el. Y esa máquina de escribir tediosa que no paraba de malograrse cada 5 minutos. Y ese estúpido teléfono que no paraba de hacer RING RING....si, si y todo eso conspiraba en ese momento)


Imagen: De noche en la oficina de Edward Hopper

Y el tipo se acomodo el saco y corbata, inmediatamente cogió los papeles que la secretaría le había proporcionado, como era cuestión de mera rutina tomo el lapicero y comenzó a firmar solicitud por solicitud, acta por acta, memorándum por memorándum... pero en ese instante de descuides la mujer aprovecho en retirar del gigante estante metálico un file que decía en su cubierta "TOP SECRET". Al instante lo colocó dentro de la faja que tenía debajo de su uniforme de simple secretaría de octavo piso de la oficina de Recursos Humanos.


Sin embargo, mientras todo esto ocurría, el funcionario que paraba firmando y cogiéndose la cabeza como señal de desconocimiento de los papeles, solo esperaba que la secretaria se volteara para echarle una ojeada morbosa a ese hilo que se contrastaba perfectamente con ese uniforme, contemplando a la vez su espectácular movimiento de caderas de izquierda a derecha que hacia esta traidora.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El Ascensor


PRECAUCIÓN: Escuchar la canción mientras leen el post, en: http://www.youtube.com/watch?v=zHnZS8mAKGM
Mi vida era la de una ascensorista de medio tiempo, con un sueldo que mejor resumo en un paquete de galleta de soda y una gaseosa sin helar. Se puede decir que soy una estudiante universitaria de quinto ciclo de una de las tales carreras del futuro que se supone que me va a dar dinero para largarme de aquí, pero de la que no he visto hasta el momento ni pio que valga. Vaya carrera, vaya oportunidades desperdiciadas, vayas anhelos perturbados y vaya años invertidos de mi humilde vida para convertirme en lo que soy, una ascensorista de medio tiempo en mi propia universidad.
Pero en cierta forma, inverosímil que suene, me encanta; creo que le he encontrado un gusto agridulce el adivinar que cursos lleva la gente, que aspiraciones puedan tener, descifrar los gestos en sus rostros, a que clases estarán llegando tarde, muchas cosas que se que otros trabajos “más ejecutivos” no hubiera podido tener (…)

Como lo dije previamente, trabajo medio tiempo, ya que por la noche estudio, si eso se puede llamar estudiar, puesto que llevo mi cuerpo casi como un despojo carcomido por las horas en el ascensor que consumen lo poco de vitalidad que me queda, que eventualmente sufrimos todos pero que muchas veces siento que se desquitan con mi triste vida. En clase muchas veces sucede que mi cuerpo está ahí pero mis más profundos pensamientos están en la pintura que deje a medio terminar en mi pequeño zaguán que uso como estudio.

Lo único que me llena de esperanza, es saber que en la noche me encontraré con “Sandy”; sí, el chico al que estoy tratando de amar, no me pregunten por que le doy la presunción de “tratar”, como muchas veces me dijeron no hay palabra mal dicha sino mal interpretada, es todo lo que puede decir. Esta claro que me encanta todo de Sandy por eso casi siempre cerramos el día con un choque estruendoso pero armonioso a la vez de nuestros cuerpos deseosos de placer.

Veo a cámara lenta pasar los días, como suelen pasar las estaciones, como suelen pasar las fechas importantes, como suelen pasar el vaivén de sucesos en nuestras tan cortas y penosas vidas, y finalmente vi pasar mi cumpleaños, que lastimamente solo pasan una vez al año, porque ese día que paso me hiciste muy feliz Sandy, más de lo que te hice creer.

Recuerdo que me recogiste al trabajo, ósea al ascensor, y me dijiste: señorita, por favor al último piso. No me dijiste nada más en todo el camino. Me sentí confundida, pensé que estabas bromeando pero tus gestos, me decían todo lo contrario. Quería decirte: ¿Qué pasa? Pero me quede fría, a 10 grados bajo cero, creo yo. Al sonar el pitito del ascensor, que siempre suena así cuando llega a su destino, saliste presuroso del ascensor y al instante me dijiste: Muchas gracias señorita, la espero en el techo del edificio… No me dijo nada más. Dentro de mi misma me dije: Esta loco, estoy en hora de trabajo, y el sabe que si mi supervisor se entera que me di a la fuga, me votan de este trabajo que me da de sueldo un paquete de galleta y una gaseosa sin helar. Como era mi cumpleaños y casi nadie me había saludado, aparte de la señora que hace la limpieza en los baños, decidí darme a la fuga como lo haría cualquier prófugo de la ley.


Cuando llegue a la plataforma de ladrillo descubierto del techo del edificio, mire a todos lados, pensando en encontrar a Sandy, mire a todos lados y nada. Al instante sentí a alguien parado atrás mío, ese mismo alguien me susurro al oído: -Que profundo es tu amor en mí- , yo solo pude voltear y ver a Sandy parado con una sonrisa dibujada en su rostro con un juego de flores, cartuchos y lluvia que lo adornaban. Lo que consiguió esa noche no lo había sentido, desde cuando era un niña, un día en Navidad que mi padre, fallecido hace 5 años, me dijo: Eres lo que más amo en la vida. Está claro que ese fue el comienzo de un memorable día en mi vida. A la semana siguiente, me enteré que el había hablado con el supervisor para que me dejará irme más temprano ese día, lo que en cierta forma no lo volvió una fuga y mucho menos me volvió una prófuga de la ley, como yo lo creía. (…)

De vez en cuando hay algo en mí que no pasa como suelen pasar eventualmente las cosas en mi vida sino que crece y es esa impotencia de ver cambios bruscos en mi cuerpo. Me siento muy mal porque ya no soy tan fogosa en la cama y tengo miedo de que Sandy me deje.

Pero que puedo hacer si este apestoso y estrecho ascensor no me deja mover, no me deja volar con mis propias alas. Muchas veces he pensado dejarlo, diría que ochocientos treinta y siete veces desde que empecé a saturarme de este trabajo, en verdad ya perdí la cuenta, pero que tiene que ver eso, si a fin de cuentas ya me canse de siempre estar escuchando: primer piso, por favor; o muchas veces, o como sucede siempre me dicen: date prisa al onceavo piso. Muchas veces me han dado ganas de mandar a más de uno por las escaleras pero en esos tiempos no podía hacerlo pero reflexionándolo bien ahora si me siento capaz, me siento capaz de depender exclusivamente de mis pinturas y de Sandy. Si ahora si puedo (…)

¡Diablos! Eso lo digo muy a menudo cundo el bendito ascensor se malogra. Me siento menospreciada y disminuida por la universidad por no arreglar de una vez por todas, este ascensor. Que arreglar, deberían de cambiar estos kilos de chatarra por algo mejor. La otra vez recuerdo que me quede encerrada por 1 hora con 3 estudiantes y una docente, para variar el técnico encargado demoró toda lo que su reverenda gana le permitía. Digo: ¡Diablos! una vez más por que no tengo nada más que decir. Y así acaban muchos de mis días, viéndolo por el lado positivo no tengo que verles la cara a mas personas por hoy día (...)

Esta noche Sandy me propuso acompañarlo a un viaje de una semana a la Sierra, no me dijo explícitamente donde, solo me dijo: vamos para la Sierra. Sandy es un joven con un futuro alentador, le encanta el mundo de la fotografía, por un lado el si fue exitoso en lo que se propuso y mejor aun en lo que lo apasiona. En ese instante me solicita una respuesta. Y solo le digo: puede ser.


Esa noche se va de mi mini departamento, que más parece esas mini que usan varias chicas por las noches, y por consiguiente no pasaremos juntos la noche. Cuando veo su sombra cruzar la puerta, vuelvo a analizar en la respuesta que le di hace unos instantes.

¿Puede ser qué?, me dije. Si yo se que esa área de dos metros cuadrados no me dejará escapar de esta maldita monótona vida. Y para variar termino el día detestando la vida que me toco vivir. (…)

Se abre y se cierra el ascensor una y otra vez, siento como este envejece conmigo, he llegado a pensar que mi vida se ha vuelto exclusivamente el ascensor y el ascensor se ha vuelto mi vida; a veces pienso que el ascensor me habla, loca me he vuelto creo, pero que es la locura sino mas que estar en tu propio mundo y que nadie te entienda. (…)

Sandy viajo. Si, a ese viaje, el cual el me había invitado, y al que solo le pude decir: puede ser. Y como dicen: puede ser que si y puede ser que no; pero en mi caso es como un no contundente. Como un no, al dejarme amar, al dejar que me amen; pero así es, vivo presa de este ascensor que sube y baja, que no me deja escapar. Solo pedía disfrutar cada instante, pensé que estaba comenzando a amar a Sandy pero en verdad lo usaba como este maldito ascensor me usa a mí.

Cuando Sandy regresó de su viaje, nos vimos esa misma noche de su regreso, el vino hasta mi ascensor a recogerme, y fueron las siguientes palabras que salieron de mi boca, sin una razón ni con un por que: Vete por favor y déjame con mi ascensor, sal rápido por favor, que estas estorbando a la gente. El me miró y dijo: pero. No hay peros Sandy, le dije. Sandy se fue con un rostro que pareció arrasado por una torbellino de confusiones, y dejo caer una caja de crayones oleo, las cuales me iba a regalar, creo yo. Yo las deje ahí toda la noche, hasta que la chica de limpieza me dijo: ¿Señorita son suyas?...Yo solo le dije dejalo ahí.


Y lo único que verdaderamente comprendí ese día es que Sandy y sus crayones siempre tendrán un cuarto reservado en mi corazón…



*Hay les dejo la letra de la canción, disfrutenla. Saludos.


How deep is your love (que profundo es tu amor) – Bee Gees!

I know your eyes in the morning sun
I feel you touch me in the pouring rain
And the moment that you wander far from me
I wanna feel you in my arms again


And you come to me on a summer breeze
Keep me warm in your love and then softly leave
And its me you need to show
Chorus:
How deep is your love
I really need to learn
cause were living in a world of fools
Breaking us down
When they all should let us be
We belong to you and me
I believe in you
You know the door to my very soul
Youre the light in my deepest darkest hour
Youre my saviour when I fall
And you may not think
I care for you
When you know down inside
That I really do
And its me you need to show

jueves, 15 de octubre de 2009

"Blog Action Day"

Cuando me enteré del “Blog Action Day”, me nació casi espontáneamente la necesidad de poder transmitir algo, aunque sea en un par de párrafos sin origen o fin, haciendo un paréntesis al verdadero enfoque de este blog; desde chico recuerdo que me dijeron que debía de luchar y ponerle pasión a cada cosa que en la cual crees; y mediante este post trato de demostrar que yo aún creo en que la naturaleza autodestructiva del ser humano se puede cambiar, aunque sea con algunos pocos.

Antes de empezar estos humildes párrafos tengo que advertir que esto más que todo será un tipo de monólogo. Como todo tiene su comienzo, muchas veces me pregunto: ¿en serio valdrá la pena?, no puedo dudar que en varias oportunidades me ha dado la ganas de tirar la tolla pero me detengo y me digo: si no soy yo, ¿Quién más?... que otro loco invertirá su “importante” tiempo en hacer algo por el planeta, si hay tantas cosas más que hacer en la vida: irme a una disco rompe y raja, chupar hasta el amanecer acompañado de una salsa de fondo, coger mis maletas y escaparme de la Lima Gris, jugarme un partidito con mis patas para luego tomarnos una chelitas bien heladitas, y muchísimas cosas más que ustedes saben que esta de mas mencionarlas. Quiero señalar que no creo que sea malo hacer todo lo que mencione previamente pero que a la vez tratemos de ser condescendientes cone el Medio Ambiente, entendiendose por Medio Ambiente: a las plantas, animales, ecosistemas, oceanos, la misma tierra, los cielos y si se puede con nosotros mismos.

Pero saben algo, yo ya no lo hago por mi mismo, porque yo se que me voy a morir aquí a 40 años, bueno si antes no me pasa nada en el camino… mas que todo lo hago por las futuras generaciones , aunque parezca el mismo floro patético que a cada rato escuchamos en “n” lugares por “n” personas. Es que en serio considero que es hora de quitarnos las vendas de los ojos y preguntarnos: ¿qué estamos haciendo mal? y ¿cuánto mal estamos haciéndole al planeta?, entre muchas más preguntas que cada uno debería buscarle una respuesta.

Y se preguntarán que me motiva a hacer esto. Bueno les puedo decir que simplemente todo… pero últimamente tuve la oportunidad de viajar a Chanchamayo-San Ramón en el departamento de Junín en Perú. No saben el hermoso lugar que me encontré, puedo decir que estuve en un pedacito robado del paraíso. Fue una experiencia inolvidable en la cual puedo resumir en que no sigamos así, que en futuro no muy lejano nos vamos a arrepentir de cada uno de nuestros actos y de lo que perdimos y lamentablemente no volvamos a poder recuperar.
(Aquí les dejo algunas fotitos del viaje, díganme si esos paisajes no son hermosos)



No quiero llegar al punto de caer pesado y medio ladilla, solo pienso que si queremos que “los grandes países desarrollados” cambien es primordial que nosotros primero cambiemos aunque sea poco a poco. Yo mismo me pongo como ejemplo: soy consciente que contamino, un wuebo diría yo, pero tengo la convicción de que día a día puedo aprender una forma nueva de cómo no hacerlo a tal magnitud. Les sugeriría como vecino de este planeta que compartimos tan agraciadamente: que cada uno, voluntariamente calcule su huella ecológica (simplemente entrando a este link: http://libelula.com.pe/es/huella/calculadora.html )
Para mayor información acerca de este movimiento puedes visistar esta web: http://www.blogactionday.org/

Son las 4:34 de la madrugada, tal vez hoy no duerma, pero sentía la necesidad de escribir algo en este día; al menos por esta oportunidad me siento satisfecho =)


Aquí les dejo la letra de una canción, aunque sea un toque excesiva, pero muy buena onda:

“Almacenes de basura”

Y todo está patrocinado por enormes corporaciones,
¿Qué seguirá? Una estación espacial de Mc Donald’s
Esta cultura corporativa se chupa nuestros cerebros…
…mientras los buitres corporativos se comen nuestros restos.
Desde New York hasta Yokohama,
todo es terrible y todos estamos arruinados.
No hay forma de escapar,
de la violación corporativa.
Y este mundo en el que vivimos se dirige hacia el olvido…
…si no dejan de comprar basura en Staples y Baby Gay.
Soy un chico anticuado atrapado en un mundo corporativo.
¿Qué puedo decir? Soy un chico anticuado…
…que dice al diablo con este mundo corporativo.
Porque creo que la libertad es…
…un derecho que todos compartimos.
Pero creo que la publicidad está…
…arruinando nuestro aire.
Cuando veo un check de Nike en el guante de beisbolista…
…me hace llorar porque el mundo es un…
…gran almacén de basura.

viernes, 18 de septiembre de 2009

ANOCHE

Anoche tan solo
parecías una combatiente desnuda
saltando sobre arrecifes de sombras.

Yo desde mi puesto de observación
en la llanura
te veía esgrimir tus armas
y violenta hundirte en mí.

Abría los ojos
y todavía estabas como herrera
martillando el yunque de la chispa
hasta que mi sexo explotó como granada
y nos morimos los dos entre el resplandor de la luna.

jueves, 17 de septiembre de 2009

A fin de cuentas éramos tu y yo!

Hice trampa desde el principio. La primera vez que nos acostamos. Que hicimos el amor, Camila. Tenías duros y pequeños senos. Y el culo también. Firme. Redondo. Tú creías saber lo que yo pensaba. El joven satisfecho de haber seducido a otra jovencita. Y quien seducía o quien tenía la iniciativa. Quien jugaba. Travesura de una jovencita rebelde que volvería loco a que hacer conmigo.

En esta misma casa. En este mismo cuarto. En esta cama delgada y rojiza. Tomamos algo. Vino. Los dos sabíamos que no valía la pena prolongar la espera. Te cogía de una mano y tú me echaste encima los brazos. Nos besamos. No conocía el sabor de tu boca. Era diferente a como lo había imaginado. Cada vez que he besado por primera vez a una mujer su boca me ha sabido a caramelo de color violeta. Me pasó con el amor de mi vida. Con la chica de mis sueños más profanos. Y con todas las otras. No sucedió contigo. El vino, claro. Pero algo más. Indefinido. Naranjas. Canela. Caramelo de fruta. No terminamos de desvestirnos y ya habíamos hecho el amor. Tu cuerpo joven y delgado sobre el cama rojiza. El mío, de pie, exhibiendo por todas partes el desenfreno de la juventud.

También ahí. Recuerdo que me tocaste y te reíste del rápido encogimiento, de la repentina timidez de mi miembro. Una jovencita de mundo. Eso vi. Años de diferencia. Puede ser. Me besaste nuevamente y tu boca me supo ahora sí a caramelo de color violeta. Terminamos de quitarnos la ropa y nos metimos en la cama delgada. En la que duermes ahora. Tu mano buscó y jugueteó. No demore en responder. Tus senos. Los besé. Hay quien dicen que el tamaño ideal del seno de una mujer es el que cabe exactamente en la mando del hombre. Un amigo de la universidad me lo dijo. A veces hablábamos de eso. Mujeres. Parejas. Prácticas sexuales. Experiencias. Si lo consideras bien hay varios tipos solteros entre los universitarios. No es lo mismo que solos o solitarios. A ver dime, qué soy yo. Pero en ese momento pensé que no valía la pena malgastar el momento. Mis manos envolvían tus senos. Pequeños para mis palmas y mis dedos. Recorrían tu espalda. El perfil curvo que dibujaba la línea de tus vértebras. Tus nalgas levantadas. Frotamos nuestras piernas. Tú tiraste de mis vellos. No reprimí el grito. Era un juego. Mordí tus muslos y tú me lamiste. Sobre la cama nos encajamos. Te subiste sobre mí. Apretaste mi cintura con tus piernas. Besabas y reías y gemías. Y yo te atraía hacia mí. Tu cara. Tu cabellera.

No quería mirarte. Sentada. Me cabalgabas y yo pegaba mi rostro a tu cuello. Lamía tu sudor salado. Cerraba los ojos. Tocaba tu cintura, tus glúteos, tus tetas. Y pensaba en mi gran amor, nunca supiste quien fue. Pero te deseaba a ti pero la veía a ella. No podía quitarme la idea de que estaba en la cama contigo, así tan inverosímil fue que me sentía por un instante feliz. Fue delicioso terminar dentro de ti. No te lo he dicho nunca. Sabes que me resulta difícil decir ciertas cosas. Sí, pues, ésas sobre todo. Te duchaste y te pusiste mi polo negro. Ese mismo, el que te quedaba como un pijama pero que te encantaba. Una jovencita metida en la ropa de su amante. Tenías hambre. Lo dijiste como un reclamo. Yo entré al baño a lavarme. Estabas vestida cuando salí. Vamos a comer algo afuera. Estuve de acuerdo. Una pizza, propusiste. Para reponer fuerzas. Con arto queso y doble si yo quería. Me hiciste reír a carcajadas. No solía reír después de hacer el amor. Creo que nunca antes me había pasado. Una risa ruidosa. Imparable. Que me hacia lagrimear. Cuando creía haber sofocado el ataque te miraba y nuevamente comenzaba todo. Me observabas. Con simpatía. Con extrañeza. Con un asomo de enfado. Ya es suficiente, no te parece. Cual es el chiste, me preguntaste con un regaño. Poco a poco pude controlar aquel acceso de risa y de tos. Respirar calmadamente. Hasta ahora no lo sé. Por qué reía de esa manera mientras bajamos a la calle. Pensé que era una mezcla de placer y de felicidad. Creía que ésa podía ser la causa. Ahora vuelvo a preguntármelo y no encuentro respuesta. Nos pasa. Que no sabemos por que reaccionamos de una forma o de otra. Que preferimos ocultarnos nuestras propias razones.

Esa noche me hablaste de tu familia. Yo te escuchaba callado. Eran tu madre, tu hermana y tú. Tu padre se había ido fuera del país años atrás. Doce creo. Tú eras entonces una niña. Se había quedado sin trabajo, se había peleado con tu madre y después con tus abuelos, se había largado dejándolas. Era todo lo que ella te había contado. Recordabas haberlo extrañado. Te visitaba una vez al mes. Recordabas haberlo extrañado. Te llamaba por teléfono una vez al mes. Era solo una voz. Te preguntaba como estabas. Como te iba en el colegio, luego en la universidad. No duraban mucho esas conversaciones. Tres, cuatro minutos. No te preguntaba por tu madre. No había nada más de que hablar. Se había juntado con una latina agringada de las que abundan en Los Ángeles. No te importaba. Te acordabas poco de él. Cuando jugaba con el gato que después se escapó de la casa. Cuando te enseño a manejar la bicicleta. Cuando te caíste y se negó a que el doctor te cosiera el corte que una piedra te había hecho en la barbilla. Tienes ahí la cicatriz. Te queda eso de tu padre. No estabas triste esa noche hasta que te tocaste la mínima raya descolorida. Tu dedo índice la localizo de inmediato y palpo el imperceptible desnivel en el mentón. Habías comido ya 4 pedazos de pizza, hasta saciarte y no poder más. Me encantaba verte comer, masticar, tomar tu vaso de chicha morada.

Mientras hablabas de tu padre. Supongo que ya habrás recuperado fuerzas, te dije. Sonreíste sin ganas. Te propusiste esquivar esa inesperada desazón. Un escudo de pudicia y de recato. La distancia exacta para volver a ser lo que éramos antes de esa noche. Tú mi amiga, yo tu amigo. Me preguntaste algo sobre el curso. Sobre una novela. Las cosas que nos mandas leer. Dijiste. Me preguntaste a quien extrañaba más.

Y yo solo pude ver hacia arriba, y esquivar tu mirada penetrante, solo pude recordar a una persona, pero lo mejor en ese momento era opacar mi respuesta.