Tirado en la cama. Acompañado en mi mano con una foto de una mujer, que fue muy especial para mi vida; no puedo dejar de pensar que a veces hacemos cosas en un momento, pensamos cosas en un momento, que quizás queremos olvidar en el futuro. Pero creo que con las personas que lo escriben, esto sucede diferente, por lo menos conmigo eso sucede diferente; porque en realidad cuando siento una cosa o cuando pienso, de repente hago un escrito de todo aquello que siento, y esto a veces es un problema. Porque en el futuro cuando todo ya ha pasado y quiero olvidarme de todo aquello que sentí en ese momento, que ya no es parte de mi vida actual, y que lamentablemente tengo que recordar mientras leo este escrito línea tras línea: -por qué la adore tanto?-, pero también -por qué no la pude adorar más?-.
Adoraba que ella se riera: no de mi, pero si conmigo…
No me gustaba pensar que se viera como esencialmente distinta a mi, creando escisiones y falsos dilemas ideológicos que solo conducen a una mayor aspereza en las relaciones entre los componentes propios de nosotros, los humanos...
Adoraba que sea tierna y apasionada. Que se dejara proteger. Que me saltara al cuello, me mordiera el lóbulo de la oreja y me meta un palmazo. Y que se atuviese a las consecuencias.
Adoraba que sepa combinar su lado femenino con un poco de espíritu “ranger”. Que haya sido sensual y lady, pero que también se subiera al micro para acompañarme al estadio.
Adoraba que tengan intereses creativos, que estén alguito desconectada con el mundo. Que ingenuamente quisiese cambiarlo.
Odiaba que este con su cara de puñete, con la jeta larga y que, cuando le preguntaba que les pasaba, me respondiese: “nada, nada”. Y odiaba que me diera pretextos falsos: ya salgo, ahorita bajo o dame un minutito, me seco el pelo y ya!
Sea mala o buena la conclusión, solo este pequeño escrito sabra como adore a esta mujer única en mi vida....
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